Roguemos, si.

Si, roguemos a la estrella, 

cuando ya se apagó su brillo. 

Si, roguemos a la vida, 

cuando ya no se puede vivir. 

Si, roguemos al viento, 

cuando ya no se puede sentir. 

Si, roguemos al cuerpo, 

cuando no puede actuar. 


 Y entonces, 

roguemos al amor, 

cuando ya ha muerto en el pecho,

Roguemos al tiempo, 

cuando ya se ha ido, está deshecho.

Roguemos a la palabra, 

cuando la boca ya no puedo hablar. 

Roguemos a la esperanza, 

cuando ya no queda nada más. 


Cuando el vacio responda, 

a esas suplicas tardias,

Roguemos si, 

a la nada misma. 

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