Ayer te conocí.

Ayer te conocí. Estabas al final de la fila, en silencio, mirando a la nada. Tu postura anatómica... parecías cansado. Esperabas, quien sabe si horas, quien sabe si días, quien sabe si años. Quién sabe si esperabas. No saludé rápidamente, por respeto, parecía mirabas de reojo. Tal vez eras realmente aristocrático, de esos que posan las estar realmente concentrado en algo más, pero de a momentos pensé que me mirabas con soberbia, desafiante.

 El caso es que ya llevaba mucho rato mirándote. Eras un poco más gordo, ¿no? En mi imaginación eras un poco más viejo, angustiado, lleno de problemas y resentimientos. Ahora tenías otro aspecto, parece que adelgazaste, y tu rostro, a pesar de cansado, lucia esperanzador.

Ayer te conocí. No sé si te estaba buscando. O tú a mi. No sé si todo eso que digo no sentir es la ansiedad por encontrar algo que sólo existe en la memoria. No sé si este jodido “solo” es una convicción, un error desafortunado pero voluntario, o un bote que al principio te salva de naufragar, pero tras un tiempo a la deriva te mata de sed y hambre. No lo sé porque no quiero saberlo. Pero de que apareciste, apareciste. 

 Mira que somos valientes, entendimos. Luego de un rato, nos acercamos.

Yo comencé: "¿No quieres mi boca? Y con ella mis palabras. ¿No quieres mis manos? Te regalo mis caricias. ¿No quieres mis brazos? ¿No quieres también mis brazos... mis abrazos?" Propuse darte mis pupilas, quería recorrer todo lo que tus miradas iban a recorrer, no sabes cuánto.

Quería darte mis piernas y mis pies, caminar lo que ibas a caminar, cansarme lo que ibas a cansarse. A ese paso, mis ganas de ser mitad tuya, mitad mía, eran más grandes que todas las ganas juntas. No podía reconocer lo que llevaba puesto, ni siquiera sabe de moda. No conocía mis esperanzas, pero sabía que las tenía.

Ayer te conocí, y ya nuestros cuerpos, dignos de vida, dignos de muerte, proveedores de despedidas, bienvenidas, placer y dolor, no sabían que más hacer sino querer quererse.

"A veces la única diferencia entre estar mal y no estarlo, eres tú. Pero te voy a querer como si pudieras cambiarme. Qué locura..." Susurré.

"Seré lo que tú me dejes ser, durante el tiempo que tú quieras. Qué locura..." Me dijo. 

"Escucha bien..Mis manos posarán excelentemente bien sobre tu cuerpo y mi corazón entre tus dientes. Pero tranquila, ya sabes lo que dicen: o vale la pena, o es una bonita historia. Ya me preocuparé del futuro cuando no sea contigo.

" Eres un reto que me merezco superar. Me lo debo, llevo demasiado tiempo sin heridas nuevas. Dame lo que tienes, que nunca he tenido, que es lo que me hace falta. Te daré todo lo que tengo, que nunca has tenido, que es lo que te falta.

"Dime tu nombre..." 

"¿Para qué? Ya sabes quien soy. Ya sabes de donde vengo, y a dónde voy. Ya sabes qué hago. Ya sabes que así como permanezco me voy. Ya sabes que no soy como cuentan en las historias. Duelo, me mantengo y soy firme, puedo mantenerme si dos así lo quieren, no tengo flechas, que va. Sólo soy."

Comentarios

Entradas populares